Como fotógrafo, estar en la selva fue una experiencia alucinante. Desde el momento en que pones un pie ahí, te sientes pequeño entre tanta vegetación y vida salvaje. La luz que se cuela entre los árboles crea unos efectos increíbles, y cada rincón tiene algo que llama la atención. A veces fue difícil sacar la foto perfecta, ya que todo se mueve rápido, pero también fue emocionante estar tan cerca de animales en su hábitat natural. Cada disparo de la cámara se sentía como capturar un pedacito de ese mundo salvaje y misterioso.
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